domingo 25 de agosto de 2024 - Edición Nº5256
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Turismo Y Gastronomía | 15 jul 2024

El secreto mejor guardado de Potrerillos: una hostería con historia y encanto que atrae a turistas de todo el mundo

En el lugar se hospedaron desde Leo Dan, Lolita Torres, Ricardo Bauleo y hasta la actriz española Carmen Sevilla. Está ubicado sobre Avenida Los Cóndores y es el único que sobrevivió en la zona.


Potrerillos, sin dudas, es uno de los destinos más apreciados por los mendocinos para pasar los fines de semana, disfrutar de un asado o compartir unos mates en el perilago. En las últimas décadas, la zona ha experimentado un notable crecimiento, llenándose de cabañas y casas de fin de semana que atraen a residentes y turistas por igual. Actualmente, Hospedaje Don Alberto, gestionado por la tercera generación de la familia Dómine, no solo mantiene viva una rica historia, sino que también busca ampliar su capacidad y agregar un atractivo patio cervecero para satisfacer las demandas modernas.

Un poco de historia

En la década del ’40, se inauguró el Gran Hotel de Potrerillos, mientras que, a unos siete kilómetros hacia el oeste, en Las Chacritas, se encontraban pequeños hoteles como la hostería Santa Elena, que más tarde se conocería como Hospedaje Don Alberto.

Las hosterías, a menudo gestionadas por sus propios dueños, ofrecen una experiencia íntima y personalizada. Hospedaje Don Alberto no es la excepción, encapsulando la historia de una familia de emprendedores turísticos que han resistido las adversidades del tiempo y las crisis económicas.

En 1962, Alberto Dómine, oriundo de Mar del Plata y trasladado a Mendoza por recomendaciones médicas, adquirió la hostería Santa Elena junto a su esposa Ana María Quiroga. Pronto, el lugar se convirtió en Hospedaje Don Alberto, conocido por las exquisitas parrilladas de Alberto y los famosos canelones caseros de Ana, favoritos de muchas celebridades de la década del '70.

Durante sus años de mayor actividad, el hospedaje recibió a personalidades como el campeón mundial de boxeo Nicolino Locche y su equipo, incluidos Francisco "Paco" Bermúdez y Tito Lectoure, propietario del Luna Park en Buenos Aires. Con ocho habitaciones en sus inicios, hoy el hospedaje mantiene siete, conservando su estructura original con encantadoras paredes de piedra que resisten cualquier inclemencia.

La nueva generación

En los años '80, su hijo José “Pepe” Alberto comenzó a atender la hostería con su hermana Ana Maria. Actualmente, el lugar es atendido por los nietos de Don Alberto: Flavia (50), Diego (33) y Federico (28), quienes están decididos a preservar y expandir el legado familiar.

-¿Por qué decidieron continuar con el legado familiar? ¿De cuánto fue la inversión inicial que realizaron con tu hermano?

Diego: Decidimos continuar con el legado porque hay mucha historia cultural que no queríamos que se perdiera. Muchas personas aún recuerdan sus visitas de infancia y vuelven con sus familias. Respecto a la inversión inicial, aunque no podría decirte una cifra exacta debido al desfasaje inflacionario, destinamos fondos a equipamiento y muebles, entre otras necesidades.

-Respecto a la competencia, por la trayectoria y la antigüedad, ¿sienten que corren con ventaja?

Diego: Existe competencia en la zona, pero es mínima y sana. Nos ayudamos mutuamente entre los comerciantes. Nos damos una mano, cuando a uno se le llena el alojamiento le pasa clientes a otro, no existe una competencia agresiva sino es más una acción colaborativa. La trayectoria nos beneficia ya que muchos nos conocen y nos recomiendan por el boca a boca.

-¿Cuántas personas trabajan directa e indirectamente?

Diego: En el hospedaje trabajan cuatro personas, es todo familiar. Indirectamente, colaboramos con muchos emprendimientos ya que tenemos convenios con empresas de deportes de aventura, gastronomía, bodegas y transfers, entre otros, creando una red de apoyo mutuo.

-El mantener la arquitectura con un estilo colonial, ¿es un plus para atraer turistas extranjeros?

Diego: Si hay algo que nunca quisimos cambiar es la fachada y el estilo colonial de la casa ya que es algo que le llama mucho la atención a los pasajeros tanto nacionales como internacionales y eso está bueno porque es parte de la esencia del lugar y de la historia.Es un plus que al establecimiento le suma muchísimo.

-¿Qué tipo de turistas los elige?

Diego: Recibimos todo tipo de turistas: locales, nacionales y extranjeros. Nos esforzamos en brindar la mejor atención y servicios como desayuno, habitaciones privadas con baño, cocina y comedor comunes, parrilla, estacionamiento, Wi-Fi, TV por cable y un entorno tranquilo.

-¿Tienen algún proyecto futuro en mente para adaptarse a las demandas del mercado turístico?

Diego: Siempre buscamos actualizar el hospedaje sin perder su esencia colonial y la forma de atención porque hay un público que busca esas cualidades que nosotros tenemos. Siempre estamos en constante remodelaciones y arreglos, tratando de adaptarnos tanto a las tendencias tecnológicas y de impacto ambiental y todo lo que sume en favor al crecimiento del establecimiento. Como proyecto a futuro, está la idea de ampliar el hospedaje en cuanto a cantidad de habitaciones, de agregar lo que es el servicio de media pensión y también la posibilidad de incluir un patio cervecero en las instalaciones del hospedaje.

Hospedaje Don Alberto no solo es un testimonio del pasado de Potrerillos, sino también un lugar que sigue evolucionando y adaptándose a las necesidades modernas sin perder su encanto histórico. La dedicación de la familia Dómine asegura que este legado perdure, ofreciendo a los visitantes una experiencia única y auténtica.

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