Empresas Y Negocios | 6 dic 2024
La empresa textil de Mendoza que trabaja con descartes y produce junto a personas privadas de su libertad
Se trata de una iniciativa de la empresa XINCA que une trabajo y reinserción. La indumentaria se produjo en talleres ubicados dentro de los complejos penitenciarios mendocinos.
Se realizó la primera entrega de indumentaria confeccionada por personas privadas de libertad destinada al personal del Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria Mendoza (Iscamen). Estuvieron presentes el propietario de Xinca, Exequiel Gatti; la subdirectora del Servicio Penitenciario, Alejandra Llarena; el director de la Unidad de Producción Penitenciaria, Mauricio Poroyan, y el director Principal de Administración, Fabricio Conill.
La partida incluye indumentaria de campo, tanto para el personal de la Bioplanta Santa Rosa, confeccionada con materiales sustentables, en línea con el compromiso del Iscamen con el cuidado del medio ambiente. La iniciativa tiene como objetivo que las personas privadas de libertad trabajen intramuros y adquieran habilidades técnicas mediante formación y talleres productivos, buscando reducir el tiempo ocioso en los contextos de encierro y colaborando con las expectativas de reinserción social.
La producción se enmarca en el convenio de cooperación entre el Ministerio de Seguridad y Justicia y el Iscamen, a través del cual la institución prioriza la compra de bienes e insumos elaborados por internos del sistema penitenciario provincial. De esta forma, el Gobierno provincial implementa políticas públicas orientadas a la formación técnica y la promoción del trabajo en las cárceles, gestionadas por la Unidad de Producción Penitenciaria.
En esta primera etapa, se entregaron 700 chombas, 420 camisas de trabajo, 430 pantalones cargo, 315 ambos y 420 polares, anticipándose a las necesidades operativas del personal de la Bioplanta Santa Rosa en los próximos meses. Esta indumentaria fue diseñada para responder a las exigencias y condiciones específicas de las tareas de campo realizadas por el personal de Iscamen.
La confección con materiales reciclados está alineada con las acciones del Iscamen para el manejo de plagas mediante técnicas sostenibles y amigables con el ambiente, reforzando un modelo de producción que integra reinserción social, trabajo intramuros y cuidado ambiental.
La entrega de indumentario incluyó unas 2.000 prendas de vestir para todo el personal del Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza.
A través de este proyecto, han participado más de 50 personas privadas de la libertad, lo que tiene un gran impacto tanto en lo social como en lo cultural. “Es una política de Estado que viene realizando la provincia de Mendoza desde el año 2015, con el primer gobierno de Alfredo Cornejo”, concluyó.
Una empresa que comenzó hace 12 años
Xinca es una empresa textil y de calzado que comenzó hace 12 años y lleva casi 8 años trabajando en el Penal de San Felipe, participando activamente en este proceso de inclusión laboral. Su propietario, Exequiel Gatti, explicó cómo ha evolucionado la colaboración con el sistema penitenciario: “A través del convenio incorporamos gente que está capacitándose en Almafuerte II, donde también estamos instalando una línea textil dedicada solo para la ropa”.
Gatti también destacó el impacto positivo de la colaboración con Iscamen, que se comprometió como compradora de los productos, lo que abrió nuevas oportunidades para los internos. Por último, resaltó la importancia de que personas que han estado privadas de la libertad hoy capaciten a quienes aún lo están. “Hoy estamos en un proceso en el cual hay mujeres que han recuperado su libertad y están trabajando en este tipo de procesos. Además, se han sumado a capacitar a internas en Almafuerte II, que es uno de los proyectos que estamos implementando”, finalizó.
Impacto de los programas laborales penitenciarios
Actualmente, más de 3.500 personas privadas de libertad en Mendoza participan en actividades laborales dentro del sistema penitenciario, desde tareas de mantenimiento hasta la producción de bienes comercializados fuera de las cárceles. Estas iniciativas potencian la economía penitenciaria y generan beneficios directos tanto para las empresas como para las familias de los internos.
Entre los principales logros de estos programas se encuentran la formación técnica en nuevos oficios que incrementan las posibilidades de empleo post-liberación, la generación de ingresos a través de la participación de empresas privadas que contribuyen al salario de los internos, y la instalación de talleres productivos en las cárceles mediante inversiones en maquinaria y tecnología.
Este programa, gestionado por la Unidad de Producción Penitenciaria, no solo promueve la sostenibilidad y económica ambiental, sino que también contribuye a la seguridad pública al brindar herramientas laborales que facilitan la reinserción social y reducen las probabilidades de reincidencia.