Mendoza Norte, el complejo residencial en medio de la montaña, que combina naturaleza, deporte y sustentabilidad

Mendoza Norte es una urbanización ubicada en el pedemonte mendocino (zona de El Challao) que cuenta con una superficie de aproximadamente 300 hectáreas.

Este proyecto a largo plazo (que comenzó en 2014 y cuenta con un masterplan a 30 años) está liderado por Carlos Arroyo y su hijo Julián.  

“Mendoza Norte conjuga la arquitectura, el contacto con la naturaleza, la vida al aire libre y el deporte”, destaca Carlos Arroyo. “El terreno, de 340 hectáreas, tiene capacidad para 1400 lotes y proyectamos 700 casas. Es una densidad baja para la superficie disponible, ya que la idea es justamente esa: vivir en tranquilidad, disfrutar del lugar, del esparcimiento y de la vida social en medio de la montaña y a 10 minutos de la ciudad.

El deporte ocupa un lugar de gran importancia dentro del proyecto que cuenta con canchas de golf, tenis, pádel, fútbol y básquet, SUM para realizar pilates y funcional, así como actividades de trekking”.

Sobre el avance del proyecto indica: “Hoy hay 3 sectores consolidados y 75 familias instaladas en sus propiedades más 100 viviendas en construcción y otros complejos. Además, estamos construyendo un housing con 30 casas llamado ‘La aldea’ destinado a uso permanente por un lado y a turismo deportivo por el otro. Realmente, el acompañamiento de nuestros clientes ha sido muy bueno y hay nuevos inversores interesados en sumarse a este proyecto. 

En varios sectores también hemos plantado viñas, principalmente de Malbec para el desarrollo del turismo del vino”.

La sustentabilidad como pilar

Como parte de las iniciativas sustentables de su masterplan, recientemente, Mendoza Norte inauguró un parque solar fotovoltaico.

“Tenemos 3 grandes pilares de sustentabilidad. El primero de ellos es la generación de energía limpia a través de un parque solar fotovoltaico. Contamos con dos perforaciones de agua y una tercera que está en trámite y dos bombas propias que consumen energía de la red. Por eso, invertimos en un parque solar para generar esa energía. Hoy hay 375 paneles instalados que generan 200 kW en total. La idea es sumar mayor cantidad y llegar a generar el total de la energía necesaria para las bombas.

El segundo es el uso racional del agua. Todas las propiedades del barrio tienen acceso a dos redes de agua (una potable, exclusivamente para consumo, y otra cruda para riego) con medidores inteligentes. De esta manera es posible detectar pérdidas en cualquier momento y tomar las medidas necesarias.

El tercero, y más importante, el uso del agua de lluvia para riego. Somos pioneros en el desarrollo de un sistema mediante el cual el agua llegue a una laguna de 18.000 m3. Tenemos proyectado construir otra para el mismo fin. Las lagunas son parte del paisaje del lugar y a su vez, nos permiten el aprovechamiento del agua limpia para riego”, explica Carlos Arroyo.

En cuanto a las proyecciones, destaca: “Se trata de un proyecto a largo plazo, que comenzamos hace 10 años con todos los estudios de impacto ambiental y proyectamos finalizar dentro de 20.

Estamos creciendo a buen ritmo, contamos con un gran equipo de trabajo, entre ellos mi hijo Julián, quien está a cargo de la coordinación y estamos muy contentos con los resultados obtenidos hasta ahora. Nos apasiona lo que hacemos, hemos logrado concretar nuestra idea y construir uno de los mejores lugares para vivir en Mendoza. Siempre trabajamos con la visión de no quedarnos quietos y seguir haciendo.

Los mendocinos nos caracterizamos por hacer, tener visión y animarnos a invertir”.