viernes 13 de junio de 2025 - Edición Nº5548
Advertisement

Vinos | 12 jun 2025

Carcelino, el vino mendocino que nació en una cárcel y da una segunda oportunidad

El proyecto surge de un convenio entre Bodega Bonfanti y el Servicio Penitenciario Federal, con el acompañamiento del ENCOPE.


En Cacheuta, una iniciativa inusual dio frutos: Carcelino, un vino elaborado a partir de viñedos plantados dentro de una unidad penitenciaria federal y producido en alianza con Bodega Bonfanti. Un proyecto que refleja una historia de trabajo, reinserción y esperanza, y que ya tiene propuestas para replicarse en Salta y Neuquén.

El proyecto surgió en 2020, en plena pandemia. Pero la historia comenzó a gestarse mucho antes, cuando un integrante del Servicio Penitenciario Federal durante una visita a la bodega, planteó la posibilidad de recuperar una finca abandonada de nueve hectáreas ubicada dentro del predio penitenciario. La propuesta fue recibida con cautela, pero terminó movilizando a la familia Bonfanti.

“Mi mamá, Stella Maris, me dijo varias veces que había venido un hombre de la penitenciaría con un proyecto. Al principio era escéptico, hasta que fuimos a conocer el lugar y algo cambió. Mi mamá fue clave para que avanzáramos. Vimos potencial y decidimos involucrarnos”, recuerda el ingeniero agrónomo y enólogo Sebastián Bonfanti, actual responsable técnico del proyecto.

Así nació Carcelino, un vino que simboliza la posibilidad de comenzar de nuevo. La iniciativa se concretó a través de un convenio entre la bodega y el Servico Penitenciario Federal a través del Ente de Cooperación Técnica y Financiera del Servicio Penitenciario Federal (Encope). En el terreno, que hasta entonces estaba en desuso, se plantaron nuevas vides y se capacitó a personas privadas de la libertad para que participaran en todas las tareas agrícolas. Lo que comenzó con 5 hileras hoy tiene más de 60.

Los primeros racimos se cosecharon en 2024. La producción fue limitada pero significativa: se obtuvieron 2.500 botellas. La segunda vendimia, este año, rindió menos debido a un incidente inesperado -una tropilla de vacas ingresó al predio y se comió parte del viñedo-, pero las tareas continúan con el mismo compromiso.

“Es una experiencia que nos transformó. No solo como productores, sino como personas. Vimos cómo el trabajo digno puede cambiar la perspectiva de quienes están cerca de recuperar su libertad”, afirma Bonfanti.

Además, parte de lo recaudado por la venta de Carcelino regresa al sistema penitenciario y, actualmente, la bodega tiene propuestas para replicar el modelo en establecimientos de otras provincias como Salta y Neuquén.

Carcelino no es solo un vino: es una declaración. Una forma de demostrar que las segundas oportunidades pueden dar frutos. Y que la vitivinicultura, como tantas otras actividades productivas, puede convertirse en un vehículo para la reinserción social.

Una familia con más de un siglo en la vitivinicultura

El proyecto Carcelino no puede comprenderse sin conocer la historia de la familia Bonfanti, que llegó desde Italia a principios del siglo XX y se instaló en Mendoza para dedicarse a la vitivinicultura.

En 2004, tras décadas de trabajo, Roberto Bonfanti -nieto de aquellos inmigrantes- y sus hijos fundaron Bodega Bonfanti, ubicada en Perdriel Este, corazón del terroir lujanino.

Desde entonces, la bodega ha crecido manteniendo una estructura familiar y un perfil boutique, centrado en la calidad, el cuidado del detalle y la atención personalizada. Hoy son sus hijos Sebastián y Alejandro, quienes están al frente del desarrollo enológico, turístico y comercial del proyecto.

Enoturismo de autor: gastronomía que habla al paladar

Maris Restó, el restaurante de la bodega, ofrece una propuesta de alta cocina con menús de pasos y una carta cuidada que combina creatividad, sabores regionales y precios accesibles, en un entorno rodeado de viñedos.

Del menú de esta temporada sobresalen platos de autor como el papardelle de cacao con salsa de hongos y cerveza negra, tomates secos y albahaca fresca, ideal para maridar con un Familia Bonfanti Chardonnay o Cabernet. También se destacan la costilla de ternera en tres cocciones, con pavê de papa y boniato, cebolla de verdeo y champiñones salteados, y el pato confitado con puré de anco y peras al malbec.

Entre los postres, una excentricidad que hará delirar a cualquier paladar: mousse de queso azul con chocolate blanco, corazón de mermelada de aceitunas, espuma de frutos rojos y curd de mandarina.

Los platos se destacan por su originalidad, técnica, intensidad de sabores y presentación elegante. El menú se complementa con opciones para dietas especiales (sin gluten, vegetarianas, veganas e infantiles) y se sirve en un ambiente cuidado, con vista a los viñedos y atención bilingüe (español e inglés).

Experiencias diseñadas para el visitante

La propuesta turística de Bodega Bonfanti ofrece múltiples experiencias:

  • Visitas guiadas y degustaciones, con tres niveles (clásico, alta gama y terroirs), maridadas con quesos y dulces regionales. Los precios van desde los $13.000 hasta los $30.000.
  • Picnic al aire libre en los jardines de la bodega, con tabla de fiambres, panificados, postre, agua saborizada y botella de vino joven, ideal para parejas o grupos pequeños.
  • Menú de pasos en Maris Restó, con opciones de tres o seis platos, que pueden combinarse con recorridos por la bodega.

Todos los servicios requieren reserva previa y se brindan en grupos reducidos, lo que garantiza atención personalizada y una experiencia memorable.

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

Suscripción Newsletter

* indicates required