

En el corazón de Uspallata, donde el silencio de la montaña se mezcla con la inmensidad del paisaje andino, vuelve a latir una joya del turismo mendocino: el Hotel Valle Andino. Totalmente renovado, con una propuesta de hospitalidad auténtica y un fuerte anclaje en la comunidad local, el emblemático establecimiento reabrió sus puertas, y ya promete ser mucho más que un lugar de descanso: una experiencia de conexión con la naturaleza y la identidad de la alta montaña.
Ubicado a 120 kilómetros de la ciudad de Mendoza, el hotel se presenta como un refugio de confort en medio de paisajes imponentes, a pocos minutos del Aconcagua, Puente del Inca y Villavicencio. Esta reapertura marca un hito no sóo por su historia, sino por la energía renovada que impulsa este proyecto familiar.
Originalmente inaugurado en 1990 y diseñado por el arquitecto Silvio Bromberg, Valle Andino supo ser un ícono del turismo de montaña. Hoy, su legado se actualiza con la visión joven y decidida de Pablo Cavallaro, quien tomó la posta del sueño iniciado por su padre, Roberto Cavallaro, en 2020.
“Reabrir Valle Andino no es solo un homenaje a mi papá, es una apuesta al futuro, a la tierra que amamos y al turismo local e internacional”, expresó Pablo durante la inauguración oficial, visiblemente emocionado.
La propuesta más allá de la restauración edilicia. El hotel ha sido repensado bajo un nuevo concepto: ofrecer experiencias memorables, con calidez humana, alto confort y una integración profunda con el entorno natural.
Gastronomía local y espíritu mendocino
Entre las novedades más destacadas se encuentran su restaurante La Barrosa, cuyo corazón es un gran horno de barro que revaloriza sabores autóctonos, y el Andino Wine Bar, pensado para disfrutar de los mejores vinos de altura. Ambos espacios están abiertos también al público general, sumando una opción gastronómica de calidad a la zona.
Además, el hotel cuenta con amplios jardines, espacios comunes de diseño renovado y una programación pensada para conectar con la esencia de la montaña: cabalgatas, caminatas, salidas de pesca, clases privadas de meditación y yoga, y la posibilidad de organizar eventos corporativos o celebraciones íntimas.
Una reapertura con identidad local
Fiel a su esencia, Valle Andino ha puesto en valor el trabajo mendocino en cada rincón del proyecto. Desde la mano de obra utilizada en la remodelación hasta su staff permanente, el espíritu local atraviesa toda la experiencia.
“Hicimos este hotel también para los mendocinos. Lo recuperamos con manos mendocinas y esfuerzo local. Queremos que sean los primeros en redescubrirlo y disfrutar de todo lo que ofrece”, afirmó Patricia Cavallaro -mamá de Pablo- en el evento de reapertura.
La reapertura de Valle Andino no es solo el regreso de un hotel, es la continuación de una historia de amor por la montaña, el turismo y la hospitalidad. Un lugar donde la tradición y la innovación conviven para ofrecer una estadía única, tanto para el viajero internacional como para quien busca una escapada cercana y transformadora.
“Felicitamos a esta familia de Tunuyan por este enorme logro de reabrir este hotel. Traigo el saludo del gobernador Alfredo Cornejo, y el reconocimiento a Pablo y su papá Roberto Los emprendimientos familiares son el 90% de la economía de la provincia y así es como se construyó Mendoza. Gracias por invertir en Mendoza y hacer de esta provincia un lugar mejor para vivir”, señaló Rodolfo Vargas Arizu, ministro de Producción de la provincia.
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