

El ultimo informe del Consejo Empresario Mendocino (CEM) sobre comercio exterior destaca que Mendoza exportó bienes por USD 1.601 millones en 2024, 22% más que en 2023 y 13% por encima del promedio del período 2014-2023, aunque sin alcanzar el máximo histórico del año 2012 (USD 1.806 millones) En términos reales, es decir, considerando la inflación que afecta al dólar, las exportaciones mendocinas de 2024 fueron 11% menores a las de una década atrás y 7% inferiores a las del promedio 2014-2023.
Según el trabajo, las exportaciones provinciales representaron el 2% de las argentinas en 2024, igual que en 2023, pero por debajo del promedio de la década (2,2%). La participación de las exportaciones locales en el total nacional sigue siendo menor a la de Mendoza en el producto nacional.
Mendoza ocupa el 8vo lugar entre las provincias que más exportan, y el puesto 16 del ranking per cápita, que es liderado por Santa Cruz, Neuquén y Chubut. Con USD 774 por habitante el último año, Mendoza se ubica por debajo de la media nacional (USD 1.693). Así, en la última década, nuestras exportaciones per cápita fueron, en promedio, la mitad de las nacionales.
El monto de bienes exportados por Mendoza creció 17% entre 2014 y 2024, con un aumento de 58% en volumen y una caída del 26% en el precio por kilo exportado. Pese al aumento registrado, el volumen en 2024 no alcanza al registro del año 2012.
La oferta exportadora de Mendoza es liderada por las manufacturas que, en conjunto, representan el 81% de las ventas al exterior. El principal producto es el vino fraccionado, seguido por el ajo y los materiales plásticos, que en conjunto representan algo más de la mitad de las exportaciones en 2024. Se destacan también las papas preparadas, que se sumaron a la lista en el último lustro y hoy son casi el 6% del total. Brasil, Estados Unidos y Chile fueron los tres principales destinos, comprendiendo el 55% de las ventas al exterior.
Mendoza, al igual que Argentina, tuvo un discreto desempeño exportador en la última década. Varias son las razones que ayudan a explicarlo, destacándose el efecto nocivo que una macroeconomía desordenada, caracterizada por el déficit fiscal, por una alta y crónica inflación, por los cepos y brechas cambiarias, por la elevada carga impositiva y una maraña de regulaciones, entre muchas distorsiones. Ese escenario afectó el funcionamiento de la economía y del comercio exterior, además de reducir la productividad y rentabilidad de las empresas, restándoles competitividad.
Con más de una década de estancamiento económico, el desafío es crecer en producción y exportaciones. Con un mejor clima de negocios, una macroeconomía ordenada y avances en las reformas estructurales necesarias (tributaria y laboral, entre otras) para reducir el costo argentino, mejorará la productividad y aumentará la competitividad, y consecuentemente el desempeño de las exportaciones y la inversión privada, impulsando la demanda agregada y la producción. También resulta importante que se pueda avanzar en mejoras arancelarias para nuestros productos, en el ingreso a terceros mercados.
Mendoza tiene trabajo por hacer. Mendoza puede y debe dar un gran impulso a las exportaciones, reeditando lo hecho por el sector vitivinícola algunas décadas atrás que, en un escenario de tipo de cambio competitivo y mejor clima de negocios, experimentó un boom de inversiones y creció exponencialmente, constituyéndose en un potente motor exportador y en nuestra marca en el mundo. Deben sumarse más sectores exportadores de bienes y servicios, por ejemplo, una minería sostenible y moderna, los servicios basados en el conocimiento, logísticos y de salud, entre otros. Estos sectores pueden ser motores de crecimiento, generadores de empleo y divisas, sumando al turismo receptivo.