Gisel Díaz, David Carreras, Sheila Gutiérrez y Sebastián Raveaux son los emprendedores detrás de Café Armonía, la cafetería de especialidad, espacio de coworking y vinería que inauguró el 22 de septiembre en Arizu 245 del Barrio Bombal, Godoy Cruz.
“El proyecto surgió a través de un sueño que anhelábamos hace tiempo”, cuenta Gisel Díaz. Soy sommelier de profesión y socia de la vinería Código Vinario. Mi esposo trabajó durante 20 años en el Grupo Peñaflor, decidió darle un giro a su carrera y retomar la idea de tener un café, algo que siempre quiso. Decidimos apostar por un nuevo emprendimiento juntos; sumamos a dos amigos a la sociedad, pusimos cabeza, enfoque, corazón y así nació Café Armonía”, destaca.
El local, de 65 m2, tiene capacidad para más de 60 personas entre el salón interior y la vereda. El equipo de trabajo está conformado por 10 personas y la propuesta gastronómica está orientada a los distintos momentos del día.
“Actualmente, trabajamos con un blend de Colombia y lo acompañamos con un menú cafetero que incluye pastelería que elaboramos de manera propia, in situ. (Nuestros budines, carrot cakes y cookies han sido las opciones más valoradas por los clientes hasta ahora). También ofrecemos opciones de brunch dulce, salado y mixto, así como ensaladas y sándwiches para un almuerzo liviano.
En la parte de vinería contamos con ejemplares de bodegas emblemáticas y de pequeños productores a quienes buscamos potenciar. La tienda funciona para comprar y llevar y también realizamos degustaciones y eventos asociados al mundo del vino”, agrega Gisel.
Desde temprano
Café Armonía funciona de lunes a viernes, de 7:30 a 21 h y sábados y domingos de 8 a 21 h.
“Decidimos abrir a primera hora de la mañana, ya que el interior de la cafetería funciona como espacio de coworking. Notamos que mucha gente arranca temprano y necesita un lugar para desayunar o reunirse. El salón está totalmente acondicionado para que la experiencia de trabajo sea cómoda y acogedora. Afortunadamente, el público ha recibido muy bien la propuesta”, comenta Gisel.
En cuanto a la inversión inicial y elección de la zona, cuenta: “Para la puesta a punto del proyecto, infraestructura y mobiliario invertimos alrededor de $ 25 millones. Optamos por el Barrio Bombal ya que se está armando aquí, un pequeño polo gastronómico que es importante impulsar. Creemos que las cafeterías y negocios afines que se encuentran alrededor son aliados para que la gente pueda probar y elegir entre distintas alternativas.
Nuestras expectativas son muy buenas; apostamos a crecer, generar empleo y, sobre todo, potenciar al equipo humano, clave para el funcionamiento de cualquier proyecto”.