Ubicada en Luján de Cuyo, Viña Cobos es una bodega que pertenece a Paul Hobbs y Molinos Río de la Plata. Fue fundada en 1998 por el enólogo y consultor estadounidense, quien se enamoró del terroir de Mendoza y decidió elaborar vinos de alta gama bajo el concepto de sustentabilidad.
Con motivo del aniversario número 25 de la compañía, su CEO, José Antonio Giménez, comparte con Ecocuyo el presente y futuro de este gran proyecto vitivinícola.
¿Cuál es el enfoque actual de Viña Cobos?
Viña Cobos tiene un enfoque, una visión muy determinada, que es ser referente mundial en Malbec y líder en el segmento de vinos de lujo de Argentina. Eso nos lleva a tener un enfoque muy concentrado en la calidad, innovación y mejora continua. Contamos con un portfolio muy conciso, con 7 líneas de vinos exclusivos: “Felino”, “Cocodrilo” y “Bramare”, que representan las marcas de la bodega, para luego continuar con los vinos de lujo de Viña Cobos: “Vinculum”, “Vineyard Designate”, “Volturno” y “Cobos”.
Pero no todo es Malbec para Viña Cobos; nuestra historia y futuro están marcados por el trabajo que realizamos con el Chardonnay y el Cabernet Sauvignon. Somos reconocidos y especialistas en esas variedades también.
Actualmente, comercializamos de forma directa a 40 países y estamos presentes en más de 50. Todo el trabajo de Viña Cobos lo realizamos con un equipo de 65 personas.
Si hacemos un repaso por los 25 años de trayectoria de la bodega, ¿cuáles son los principales hitos a destacar?
Viña Cobos es una empresa que ha logrado romper paradigmas. Durante los primeros 14 años no contábamos con viñedos propios, por lo que, crear vinos de clase mundial era solo posible con relaciones de calidad y a largo plazo con los productores de uva locales. Instalar el concepto de que el productor de uva es un socio estratégico para mejorar la calidad, no solo fue muy importante para Viña Cobos, sino que fue romper un paradigma en la industria.
Además, Viña Cobos fue la primera bodega latinoamericana en conseguir 100 puntos en un vino por la crítica internacional. Esto sucedió en el año 2014 y fue unas de las formas más importantes para posicionar al vino argentino en el mundo. Logramos el mismo reconocimiento en dos ocasiones más. Así mostramos la consistencia y nuestro enfoque en la calidad.
¿Cuáles han sido las últimas inversiones de la compañía?
Estamos con un plan de inversión de más de US$ 10 millones en 5 años.
En términos de bodega construimos una nueva sala de barricas para ampliar un 40 % nuestra capacidad de guarda en condiciones ideales de calidad. Además, realizamos inversiones en tanques de acero inoxidable de diferentes tamaños para aumentar nuestra capacidad de microvinificación y realizamos inversiones en nueva tecnología para nuestro laboratorio en post de mejorar la dinámica, calidad y velocidad de trabajo.
En viñedos, estamos realizando las inversiones más importantes en la historia de la bodega. Creamos un plan para mejorar el nivel de detalle y el trabajo en materia de sostenibilidad para garantizar uva de calidad mundial en el futuro. En todos los viñedos propios de la bodega (dos en el Valle de Uco y uno en Luján de Cuyo) construimos represas de agua e instalamos riego por goteo de última generación. Además, comenzamos a realizar mejoras y nuevas plantaciones en más de 50 hectáreas.
En materia de turismo, ¿en qué proyectos están trabajando?
Inauguramos una nueva sala de hospitalidad, que cuenta con siete salas de degustación privadas. La superficie total es de 900 metros cubiertos para ofrecer una experiencia de degustación única y personalizada. El edificio cuenta, en su parte subterránea, con dos salas vip y una cava. En planta baja hay dos salas y un wine shop, una sala en el primer piso y, por último, en el tercer nivel, dos salas y una terraza que mira a la Cordillera de los Andes. Cada una de las salas cuenta con un estilo y mobiliario seleccionado para lograr una experiencia de nivel internacional.
Las experiencias de degustación ofrecen un maridaje especialmente diseñado para cada vino.
Si bien Viña Cobos no cuenta con restaurante, en cocina nos asociamos con Azuca Grupo Gastronómico, a cargo de Matías Fraga y Sebastián Weingandt, quienes recientemente fueron reconocidos con una estrella Michelin por su desempeño en el restaurante Azafrán.
¿Cómo ha sido el 2023 en términos de facturación y crecimiento?
El 2023 fue un año de muchos desafíos para la industria, tanto a nivel local como internacional. Viña Cobos logró adaptarse a los desafíos mundiales, manteniendo niveles de venta en términos de volumen, mejorando el mix y los precios de ventas.
En nuestros productos más especiales y exclusivos, tuvimos un fuerte incremento en la demanda local e internacional, por lo que estamos trabajando para poder mejorar en los próximos 5 años los pequeños volúmenes de producción de esas líneas artesanales de nicho.
¿Cuáles son las expectativas para el próximo año?
Para el próximo año trabajaremos firmemente para continuar mejorando la presencia a nivel nacional e internacional. El objetivo es mejorar mundialmente nuestra imagen de marca y calidad de distribución, nuestra capilaridad. Queremos que el mensaje y trabajo de Viña Cobos sean más conocidos, estamos convencidos de que ese es nuestro gran aporte para el desarrollo internacional del vino argentino de calidad mundial.
Nuestros productos son colocados anualmente a cada mercado, por lo que el trabajo de planeamiento comercial es crucial para garantizar niveles adecuados de stock en cada uno de ellos. Para ello esperamos que las condiciones políticas y económicas del país sean más claras, previsibles y consistentes en el tiempo. La industria del vino puede potenciar su desarrollo rápidamente si logramos más entendimiento y apoyo de la política nacional. El trabajo en conjunto, entre entes privados y públicos, es la única forma de lograr mayor competitividad internacional y posicionar la marca país.
“Argentina tiene mucho terreno por ganar”, Paul Hobbs
“No puedo imaginar una región del mundo donde se haya visto más evolución que en Argentina. En los 35 años que vengo trabajando aquí vi cómo sus vinos pasaron de ser de los peores que he probado, en términos de calidad, a uno de los mejores. Hay mucho trabajo por hacer en algunas áreas, pero en ciertas zonas y varietales, Argentina es líder mundial.
En los ´80 probé los peores vinos en Argentina y la revolución de los ´90 maduró la industria. En los años que vienen no vamos a tener estos grandes saltos, pero debemos trabajar duro en pulir cada detalle y seguir este camino.
Argentina, en términos de vitivinicultura, no es muy reconocida en el mundo, por lo que las oportunidades están y hay mucho terreno por ganar. Pero necesitamos ayuda, necesitamos tener un gobierno que vele por la estabilidad política y económica, para que los mercados internacionales nos respeten. Nunca podremos tener un rol protagónico en el mercado internacional si el país no genera confianza.
Si logramos esto, sin exagerar, Argentina podría llegar muy lejos. Tiene los recursos, la cultura, la sofisticación, los profesionales y el impulso. Hay que trabajar todos juntos para hacer una mejor Argentina y llevarla al mundo”.