VINOS | 22 MAY 2025

Mauricio Lorca: “No le veo potencial comercial al concepto de vinos sin alcohol”

Con una importante trayectoria en Mendoza y España, el reconocido enólogo comparte su visión sobre calidad, sostenibilidad, crecimiento y nuevas tendencias de consumo. Los vinos de baja graduación, el próximo desafío en mercados clave.




El mendocino Mauricio Lorca es uno de los enólogos más destacados del país. Con gran experiencia en la elaboración de vinos de alta calidad, hoy está al frente de la bodega Foster Lorca en Mendoza y un proyecto vitivinícola en España.

En diálogo con Ecocuyo repasa sus inicios y comparte nuevos proyectos.

¿Cómo comenzó su carrera en el mundo del vino?

Soy de Rivadavia y quería ser médico. Me preparé para ingresar a la carrera de la Universidad Nacional de Cuyo, y antes de comenzar, decidí cambiar el rumbo y me inscribí en la Facultad de Enología Don Bosco. Venía de una escuela técnica y tenía una base sólida en Física, Química y Matemática.

A los 20 años empecé a trabajar en la industria vitivinícola. Entré a la bodega Catena Zapata, que estaba armando su proyecto exportador, y allí conocí a grandes referentes nacionales e internacionales como Mariano Di Paola, Pepe Galante, Paul Hobbs y François Lurton, entre otros. Siempre digo que ese momento fue un posgrado acelerado para mí.

Luego tuve una experiencia en el norte argentino, en la bodega Michel Torino de Salta, volví a Mendoza, terminé la carrera e ingresé a Luigi Bosca. Posteriormente, estuve en Finca La Celia durante 4 años.

¿Cómo surgió su propio proyecto?

En el año 2002 conocí a Enrique Foster, quien había venido a Mendoza con el propósito de producir Malbec. Yo ya había comenzado con una elaboración propia y, definitivamente, los vinos me abrieron la puerta. Él los probó, le gustaron y me propuso armar algo en conjunto. Así fue como empezamos a trabajar. Ese año sacamos una primera partida pequeña y al siguiente, inauguramos la bodega Foster Lorca en Perdriel, Luján de Cuyo.

¿Cómo ha sido el crecimiento de la bodega durante estos años?

El inicio del proyecto fue netamente exportador con un crecimiento sostenido. En los últimos 10 años, Argentina nos permitió seguir evolucionando y hoy estamos en un balance de 50 % mercado interno y 50 % externo. Tenemos presencia en Estados Unidos, Canadá, Latinoamérica y Europa (principalmente en Inglaterra) con distribución propia.

En la bodega trabajan 71 personas y elaboramos en promedio 1.700.000 litros por año. Para 2025-2026 queremos alcanzar los 2 millones de litros, un objetivo que nos propusimos en el plan de negocios que definimos hace 15 años. 

¿Cuál es el perfil de los vinos?

Nos orientamos 100 % a la calidad. El sistema de nuestra bodega cumple con todos los estándares exigidos por el mercado interno y externo. Creo en el concepto de vino-alimento: no centrado en lo artístico, sino en la ciencia y la tecnología aplicada para obtener el mejor producto. Es importante entender el tipo de suelo y el ciclo de las plantas para una correcta vinificación. Estudiamos mucho, escribimos cada uno de nuestros procesos y luego los ponemos en práctica.

Tenemos fincas propias en distintos puntos de la provincia. Por ejemplo, con las uvas de la zona Este elaboramos dulces naturales de baja graduación alcohólica destinados al mercado de Inglaterra. Con las del Valle de Uco (Vistaflores y Los Árboles) producimos una gama amplia de vinos, que va desde los 3 dólares hasta los 50 dólares de distintas variedades (Malbec, Cabernet, Syrah y Bonarda, entre otras).

¿Cuál es su opinión sobre los vinos sin alcohol?

Particularmente no le veo potencial comercial a este concepto. Es un producto al que hay que desalcoholizar y agregarle otros componentes. Lleva un proceso complejo y caro y el resultado no es un vino.

Sí pienso que hay una gran oportunidad con los vinos de baja graduación alcohólica (entre 8º y 9º), a los que el INV ha categorizado como “vinos livianos”. Son vinos ligeros, ricos y fáciles de beber. A nuestro importador de Inglaterra le encantó el producto que le ofrecimos. Ya ubicamos el 70 % de la producción en ese mercado y sabemos que el 30 % restante lo comercializaremos en Argentina muy rápido. Lo presentamos en Rosario y próximamente lo haremos en Buenos Aires.

¿Cuándo comenzó con la elaboración de vinos en España?

Mi padre nació en ese país y siempre le vi potencial por varias razones, entre ellas, su diversidad de climas, apelaciones y cepas. En 2019 comencé con algo pequeño, proveniente de Galicia y León. Son zonas poco desarrolladas, lo que considero que nos da un punto diferenciador.

Siguiendo mi instinto, me enfoqué en la parte técnica y no tanto en el marketing. Hoy contamos con un equipo de 13 personas y elaboramos en 2 bodegas de garaje, con 20.000 litros de capacidad cada una. Comercializamos 3 líneas de variedades no convencionales (incluso en España) y este año proyectamos vender alrededor de 60.000 botellas.

Una noticia que nos llena de orgullo es que, recientemente, nuestro “Albarín Calma Indómita 2023”, fue premiado como “Vino Blanco con la Mejor Relación Calidad-Precio del Año 2025” según la revista británica Wine Merchant en la Feria del Vino de Londres.

¿Qué inversiones proyecta en el mediano plazo?

En la bodega de Mendoza, ya llevamos 1 millón y medio de dólares invertidos en tecnología y tenemos un plan a 5 años que contempla entre 300.000 y 400.000 dólares anuales para distintos procesos (automatización del control de la temperatura, medición del suelo, entre otros). También hemos reemplazado cuarteles y estamos aplicando inteligencia artificial para ser más sustentables en el manejo del agua y la energía.

En España estamos en busca de financiamiento para concretar la compra de una pequeña bodega propia.

¿Cómo compatibiliza su vida familiar y profesional?

Junto a mi esposa Brenda dividimos el tiempo entre Mendoza, España y los mercados que visito durante el año. Fuimos padres jóvenes y nuestros hijos ya son grandes: Agustín vive en España, José está en Mendoza y colabora en la bodega y Facundo, el menor, es el que más nos acompaña en los viajes.  

Estoy muy agradecido y orgulloso de cumplir el sueño de producir vinos de Argentina para el mundo. Sin dudas, una pieza fundamental es el gran equipo de trabajo que hemos conformado para llevar adelante esta labor con esfuerzo y compromiso con la tierra, algo que realmente nos identifica. Soy un privilegiado y Dios me ha premiado para vivir de lo que me gusta y poder compartirlo con mi familia.