Por Marcos Victorica, economista y CEO de BAS Storage
Emigrar puede encarnar una multiplicidad enorme de significados. Desde la nostalgia por aquello que se deja atrás y el temor a lo desconocido, hasta el entusiasmo y la curiosidad ante el surgimiento de un nuevo abanico de posibilidades. Emigrar es todo eso y más, pero sobre todo, representa la oportunidad -y el desafío- de empezar de nuevo.
Según datos de la ONU, en 2024 la población migrante fue de alrededor de 304 millones de personas. Es decir, casi siete veces la población total de Argentina. Sin embargo, se estima que entre el 20% y el 50% de los migrantes regresa a su país de origen. Si bien esto puede deberse a un sinfín de factores, es lógico concluir que da cuenta de una falla en los planes de muchas de las personas que eligen cambiar de aire. A su vez, habla también de la necesidad de que aquellos que tuvimos experiencias migratorias satisfactorias compartamos lo que aprendimos en el camino.
Lo primero que hay que tener claro antes de dar el salto son las razones que motivan el cambio. Es necesario parar la pelota y preguntarse “¿Por qué me quiero ir?”. Lo que me impulsó a radicarme en Estados Unidos tras décadas de experiencia exitosa como economista en Argentina fue, nada más ni nada menos, que una sensación: la claustrofobia. En aquel entonces tenía una consultora dedicada a la problemática del lavado de dinero, me iba bien y había logrado construir un negocio más que sólido. Pero, como si se tratara de una historia de Julio Verne, sentí el llamado a nuevos rumbos.
Ahora bien, la inquietud y las ganas de moverse son condiciones necesarias, pero no suficientes. Para plantar la semilla de un proyecto en el exterior es central abrir la mente, descubrir las oportunidades que presenta el nuevo escenario y entender que no es cierto aquel axioma que reza que ya todo fue inventado. Para crear BAS Storage fue necesario encontrar una ventana en una industria con las puertas abarrotadas. Entendí que, al igual que sucede con las cocheras en Argentina, los edificios de almacenamiento en EE.UU. también podían ser subdivididos y vendidos en unidades. De esta forma, incorporé un giro de tuerca a un rubro con más de medio siglo en los mercados: la creación de un real estate commodity transparente y accesible para cualquiera.
Hoy BAS Storage celebra 10 años de experiencia y los resultados están a la vista: 7 edificios vendidos, más de 200 unidades vendidas y más de 92% de ocupación promedio. Ahora bien, en definitiva, el primer ladrillo del edificio no fue más que una idea innovadora. Este ejercicio, el de la creatividad y la amplitud de miras, es extrapolable a todo tipo de sectores. Solo se trata de encontrar el espacio.
Además de constituir un negocio rentable, mi idea funcionó porque cubrió una necesidad creciente en un sector de la sociedad: ayudó a los latinos a adquirir un título de propiedad en EE.UU. a bajo costo y a generar una renta fija en dólares. Efectivamente, para que una iniciativa prospere es fundamental que represente una simbiosis entre las necesidades del emprendedor, las necesidades del mercado y las necesidades de la sociedad. Atender a esta triple articulación es la esencia del mindset emprendedor, y la clave para desarrollar y consolidar proyectos en nuevas tierras.
En conclusión, aunque históricamente se ha asociado el emigrar con “escapar”, con los conocimientos y la actitud correcta puede representar una enorme oportunidad para el desarrollo personal y profesional. Sin dudas, se trata de una de las experiencias más intensas que puede atravesar una persona, y trae consigo una cantidad enorme de emociones. A pesar de las particularidades de cada caso, hay una idea universal que debe regir como brújula de todos aquellos que den el salto: intentar es la clave del éxito.