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Juan José Retamero: inversiones millonarias y una brújula que apunta a Mendoza - Ecocuyo

EMPRESAS Y NEGOCIOS | 9 JUL 2025

Juan José Retamero: inversiones millonarias y una brújula que apunta a Mendoza

Tras su paso por la vitivinicultura y el conflicto con Fecovita, el líder del grupo AYSA analiza nuevos proyectos en Vaca Muerta (del lado mendocino) y no descarta invertir en una bodega propia. Un hotel y desarrollos inmobiliarios, también son parte del paquete de proyectos que analiza en Mendoza.




En un universo empresarial donde la sobreexposición suele ser sinónimo de poder, Juan José Retamero parece moverse a contramano. De perfil bajo y verbo preciso, el empresario español detrás del grupo canadiense AYSA consolida inversiones por miles de millones en Argentina mientras evita las cámaras. Su estrategia, sin embargo, habla por sí sola: minería, energía, pesca e hidrocarburos configuran un tablero en expansión que ahora vuelve a mirar hacia Mendoza, pese a un conflicto judicial aún sin resolución.

Nacido en Madrid y con operaciones en Europa, Canadá, India y Estados Unidos, Retamero aterrizó en Argentina en 2015 con la industria vitivinícola como puerta de entrada. Lo hizo a través de Iberte, su empresa comercializadora, con una ambición clara: llevar el vino argentino al mercado chino. Ese desembarco lo conectó con Fecovita, la mayor cooperativa vitivinícola del mundo, pero la sociedad derivó en un litigio que lo mantuvo años en silencio. Hasta ahora.

"No salgo a contar mi historia, sino que presento documentos para que la verdad pueda contrastarse”, afirmó en una entrevista exclusiva con Ecocuyo.com. La disputa con Fecovita, que se dirime en sede judicial, no lo frenó. Al contrario: desde 2022, su holding familiar se diversificó con velocidad. Adquirió la mina de oro Gualcamayo en San Juan, una pesquera en Chubut (Cabo Vírgenes S.A.), un predio inmobiliario con desarrollo residencial y comercial, y comenzó la construcción de parques solares en San Luis y San Juan. Todo bajo una lógica de reinversión permanente y autonomía financiera: “No tenemos deuda ni obligación de repartir dividendos. Vamos hasta donde nuestros recursos nos lo permiten”.

Su mirada sobre Argentina está teñida de convicción y pragmatismo. “Es el gran jugador del futuro”, asegura, mientras pondera con énfasis el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) como herramienta clave para atraer capital. En total, AYSA ya presentó o proyecta proyectos por más de USD 2.500 millones bajo ese paraguas, incluyendo 1.000 MW de energía fotovoltaica y el desarrollo del yacimiento Carbonatos Profundos en Gualcamayo, con una producción estimada de 120.000 onzas de oro anuales por al menos 17 años.

Mendoza, en la mira

El siguiente paso podría darse en Mendoza. Retamero evalúa tres bloques de Vaca Muerta, dos de ellos en territorio provincial, con inversiones potenciales que superan los USD 200 millones. Aunque no tiene vínculos institucionales formales, el empresario elogia públicamente a la gestión mendocina y deja abierta la posibilidad de volver al vino, esta vez desde otro lugar: “Me ofrecieron varias bodegas. No hay limitación alguna, aunque ahora no es el foco. Pero me haría mucha ilusión”.

Su modelo combina pensamiento técnico con sensibilidad territorial. Donde ve potencial, avanza. Donde hay obstáculos, los estudia. “Una mente extranjera no entiende la inestabilidad cambiaria, solo espera variables mínimas”, dice, consciente de los desafíos. Pero confía en la mano de obra local —ya emplea a más de 1.000 personas en distintas provincias— y en la capacidad de Argentina de transformarse si define reglas claras.

En Retamero conviven el trader y el desarrollador, el empresario familiar y el estratega global. Y si bien su apellido no circula en grandes titulares, sus inversiones sí están redefiniendo regiones enteras. Mendoza, con historia compartida y oportunidades abiertas, podría ser su próxima jugada. Silenciosa, pero contundente.

En Retamero conviven el trader y el desarrollador, el empresario familiar y el estratega global. Y si bien su apellido no circula en grandes titulares, sus inversiones sí están redefiniendo regiones enteras. Mendoza, con historia compartida y oportunidades abiertas, podría ser su próxima jugada. Silenciosa, pero contundente.

Discreto pero enfático, el empresario español vuelve a enfocar sus proyectos hacia Mendoza. Tras una década de expansión en Argentina, el líder del grupo AYSA redobla su apuesta con inversiones multimillonarias en minería, energía y petróleo. El conflicto con Fecovita ya no define su vínculo con la provincia: hoy busca reescribir su capítulo mendocino con nuevos negocios, desde Vaca Muerta, hoteles, desarrollos inmobilarios hasta la ilusión latente de una bodega propia.

El capital reservado que vuelve a mirar hacia el oeste argentino

En el ecosistema empresarial argentino, pocos nombres despiertan tanta curiosidad como el de Juan José Retamero. De perfil bajo y con operaciones globales, este inversor minucioso volvió a posicionarse en los radares locales por una razón específica: Mendoza.

El fundador del grupo AYSA reafirmó su interés en la provincia tras años de expansión en rubros estratégicos como minería, energía y pesca, y proyecta nuevas inversiones en la lengua mendocina de Vaca Muerta, mientras no descarta regresar al mundo del vino, esta vez con una bodega propia.

Retamero llegó al país en 2015 a través de Iberte, con una propuesta comercial que conectaba vinos mendocinos con el mercado chino. La alianza con Fecovita, que parecía prometedora, derivó en un litigio judicial que aún persiste. Y aunque ese capítulo lo obligó a salir de su habitual silencio, no alteró su visión de largo plazo: “Hay 40 empresas vitivinícolas que merecen todo mi respeto. Mi conflicto fue con personas, no con Mendoza”, declaró con firmeza.

AYSA Group: un holding familiar con lógica de reinversión

Desde 2022, AYSA intensificó su presencia en Argentina. En San Juan, adquirió la mina Gualcamayo y presentó un proyecto de USD 800 millones para su explotación a pleno. En paralelo, construye un parque solar de 1.000 MW en ese mismo enclave, con una inversión complementaria de USD 600 millones. También puso un pie en la industria pesquera con Cabo Vírgenes S.A. en Chubut, que exporta más de 10.000 toneladas al año, y avanza en San Luis con una planta solar que abastecerá sus operaciones mineras.

Según Retamero, el modelo AYSA se basa en reinvertir recursos propios, sin presiones externas: “No tenemos deuda, ni accionistas que exijan dividendos. Vamos hasta donde nuestros medios nos permiten, y si Argentina da las condiciones, el desarrollo es ilimitado”.

Hoy, el grupo emplea a más de 1.000 personas en distintas provincias, y su plan de inversión bajo el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) supera los USD 2.500 millones.

Mendoza, entre la cautela y la esperanza

La brújula vuelve a marcar Mendoza. AYSA analiza tres yacimientos de Vaca Muerta, dos de ellos en suelo mendocino, con inversiones estimadas por encima de los USD 200 millones. Aunque Retamero no tiene vínculo directo con el gobierno provincial, reconoce la calidad de gestión y el potencial del territorio: “Mendoza tiene un gobernador para sentirse orgulloso. Espero que se den las condiciones para poder concretar nuevos proyectos ahí”.

El vino, como símbolo de origen y de desencuentro, tampoco está fuera del radar: “Me ofrecieron varias bodegas. Aunque no es el foco actual, me haría mucha ilusión volver a invertir en el sector”, admite.

Pensar en futuro desde la raíz

Retamero no solo proyecta negocios: reflexiona sobre el país que lo desafía desde hace una década. Confía en la mano de obra argentina —“extremadamente calificada y comprometida”— y en el efecto transformador del RIGI, al que considera más relevante por su marco jurídico que por sus beneficios impositivos. “Argentina tiene un desarrollo y potencia que para ustedes mismos es difícil de percibir”, repite.

Su inversión busca transformar esa percepción en realidad. Y Mendoza, en ese esquema, parece ser el territorio donde redibujar, por fin, una historia que empezó con vino, tropezó en los pasillos judiciales, y hoy quiere reescribirse con energía, oro… y una convicción intacta.