El Día del Enólogo, que cada año se celebra en Argentina el 7 de septiembre, rinde homenaje a quienes transforman la uva en vino y, al mismo tiempo, imprimen carácter a una de las bebidas más ligadas a la cultura del país. En esa doble función, hacedor y narrador, se mueve Santiago Mayorga, enólogo principal de Nieto Senetiner, que este año comparte su visión sobre el presente y futuro de la vitivinicultura.
“Es una profesión que honra a quienes cuidan y transforman algo tan noble como la uva en vino, y que refleja la diversidad de estilos e historias detrás de cada botella”, sostiene Mayorga, ingeniero agrónomo devenido en enólogo. Su recorrido comenzó en 2003 junto a su padre, con asesorías en viñedos y viajes formativos por Sudáfrica, y se enriqueció con maestros como Annabelle Sielecki y colegas como Roberto González, además de la inspiración temprana de su propio padre. Hoy, reconoce que la figura del enólogo cambió de manera radical, dejó de estar asociada sólo al laboratorio para convertirse también en embajador y comunicador del vino.
El desafío, explica, es mantenerse actualizado en un mercado dinámico, capaz de interpretar tendencias globales y al mismo tiempo preservar la identidad de los varietales y los terroirs argentinos. “La diferencia en Argentina es que el enólogo tiene un rol visible. El consumidor reconoce su nombre en la etiqueta y eso genera una conexión especial”, apunta.
En Nieto Senetiner, Mayorga impulsa lo que define como una historia en movimiento: una bodega con más de 130 años de trayectoria que se actualiza constantemente. Desde la renovación de su portafolio en 2020, el lanzamiento de la línea Nieto Senetiner Patrimonial, hasta la expansión en el Valle de Uco con la línea Don Nicanor, la marca busca dialogar con nuevas generaciones sin perder sus raíces, entendiendo sus formas de acercarse al vino y su situación de consumo. En ese camino se destacan innovaciones como vinos naranjos, criollas ligeras y cocktails listos para servir, junto con clásicos como el Malbec de Villa Blanca, emblema de la casa.
De cara al futuro, proyecta un vino argentino cada vez más diverso y consolidado en la alta gama. “Tenemos un enorme potencial en variedades blancas y tintos ligeros, pero el Malbec seguirá siendo nuestra carta de presentación. También vemos crecer alternativas de bajo o cero alcohol, o el vermouth, siempre con un horizonte sustentable”, concluye.
En un día que homenajea a quienes dan identidad al vino argentino, la voz de Santiago Mayorga recuerda que la enología es tanto técnica como relato, un oficio que transforma la uva, pero también la manera en que los argentinos nos contamos al mundo a través de una copa.