La región de Cuyo atraviesa un 2025 marcado por la variabilidad climática, con eventos que ya dejaron su huella en los cultivos y un pronóstico que anticipa meses desafiantes. Heladas tardías, déficit hídrico, viento Zonda y la expectativa de un verano más cálido y tormentoso son los principales factores que condicionan la campaña agrícola 2025/26.
¿Qué pasó estos últimos meses?
Durante el invierno y el inicio de la primavera, se registraron heladas tardías en distintos oasis productivos de Mendoza y San Juan. Estos eventos afectaron especialmente a vides en brotación temprana y frutales de carozo, generando pérdidas en lotes puntuales. A su vez, la presencia de nevadas en cordillera aportó cierta recuperación en los caudales de deshielo, aunque insuficiente para revertir la condición de déficit hídrico crónico que enfrenta la región.
Septiembre y comienzos de octubre estuvieron dominados por la alternancia entre días de temperaturas elevadas y el paso de frentes fríos, lo que generó estrés fisiológico sobre todo en tejidos jóvenes en los cultivos y complicó la planificación de labores a campo. El viento Zonda, presente en varias oportunidades, aumentó el riesgo de deshidratación de tejidos jóvenes y caída de flores en frutales.
Lo que se espera para los próximos meses
Con la llegada de la primavera y el avance hacia el verano, se proyectan temperaturas por encima de lo normal, lo que incrementa la probabilidad de olas de calor y tormentas convectivas severas, con riesgo de granizo en zonas productivas. Además, el escenario de baja disponibilidad de agua para riego seguirá siendo uno de los principales desafíos para el productor, requiriendo un manejo más eficiente y el acompañamiento de tecnologías que favorezcan la resiliencia de los cultivos.
Que impacto podría tener esto en los cultivos:
Una mirada hacia adelante
El escenario climático de Cuyo pone de manifiesto la necesidad de una planificación productiva adaptada. La implementación de bioestimulantes, correctores nutricionales y manejos preventivos se presenta como una herramienta estratégica para sostener la capacidad de adaptación y productividad de los sistemas agrícolas en un contexto climático cada vez más desafiante.
En este marco, Simbios acompaña al productor con soluciones que buscan fortaler la fisiología vegetal, reducir el impacto del estrés y proteger la calidad de la producción. Con insumos como bioestimulantes, a base de polifenoles y aminoácidos, contribuyen a mantener la vitalidad de los cultivos, buscando mitigar el impacto del estrés, optimizando su desempeño frente a escenarios adversos.
Cada campaña trae nuevos desafíos, pero también oportunidades de mostrar que la agricultura de Cuyo tiene la resiliencia y la fuerza para seguir produciendo.