A fines del año 2020, 7 amigos mendocinos decidieron emprender un proyecto gastronómico. Fue así como Ricky Motta, Emiliano Gruini, Gastón Bernabé Genco, Sebastián Taha Milani, Osvaldo Miatello, Diego Parma y Manuel López se asociaron y abrieron “La Central Vermutería” que funciona desde entonces en la calle Mitre 794 de Ciudad.

Hoy, vuelven a subirse a un emprendimiento juntos: “Café Japón”, ubicado en la esquina de Mitre y Pedro Molina. El local es de 45 m2, tiene capacidad para 50 personas y su puesta a punto demandó una inversión de entre 20.000 y 30.000 dólares.

“La idea surgió en varias charlas del grupo, con el propósito de diversificarnos y sumar una nueva propuesta, además de La Central. Comenzamos a buscar un lugar para expandirnos y al poco tiempo se desocupó el local de calle Mitre 508 (está debajo de nuestras oficinas, en la misma cuadra a donde se encuentra cocina de producción). Fue ahí cuando decidimos abrir un café”, cuenta Sebastián Taha Milani.

“Evaluamos la posibilidad de ofrecer algo distinto en una zona tradicional de Mendoza. El concepto de ‘Café Japón’ hace referencia a la precisión, agilidad y mejora continua propia de la gastronomía japonesa. Los productos que brindamos no son exclusivamente de origen japonés. Contamos con una oferta cosmopolita con opciones dulces y saladas para cualquier momento del día que se pueden acompañar con café de especialidad, aguas saborizadas de producción propia y cerveza”, agrega.

Entre ellas se destacan bebidas orgánicas, como es el caso de kombucha (té fermentado), fosforitos (un clásico de la panadería rioplatense que se prepara con varias capas de hojaldre, jamón, queso y un glaseado por encima) y shokupan (pan de leche sin bordes, típico de Japón, que se sirve con relleno de carne o verduras).

También hay platos veganos y sin gluten, servicio de delivery y take away. Los horarios de atención son de lunes a viernes, de 7:30 a 15 h y de 18 a 21 h y los sábados de 10 a 15 h.

En cuanto al desafío de seguir impulsando la gastronomía local, Sebastián señala: “Antes de ser socios somos amigos de hace muchos años que compartimos la música y otros intereses. Hemos tenido una buena experiencia con nuestro primer proyecto, en el que nos animamos a apostar por el vermut en un momento en donde todo era cerveza artesanal. En cierta manera, nos motiva cambiar algunos patrones o hábitos de consumo en Mendoza con productos disruptivos, que sean simples, ricos y de alta calidad, lo que nos permite diferenciarnos y crecer”.