viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº5128
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Vinos | 23 mar 2023

En primera persona: "la ProWein pasó a ser la la principal feria para hacer negocios"

La versión alemana de la feria lleva 28 ediciones, y fue “comiéndose” poco a poco a gigantes de este rubro, como la London Wine, y Vinexpo, en la cuna del vino en Bordeaux, Francia. Oscar Pinco fue el único peirodista argentino que participó de la exposición y cuenta su experiencia.


ProWein es sin dudas la vidriera global del mundo del vino, y estar presente en la feria de Düsseldorf es para las bodegas casi una obligación, y por eso decidimos estar presentes nuevamente (ya estuvimos en la edición de 2018) y terminé siendo el único periodista argentino en el encuentro de Alemania en este 2023.

ProWein lleva 28 ediciones, y fue “comiéndose” poco a poco a gigantes de este rubro, como la London Wine, y Vinexpo, en la cuna del vino en Bordeaux, Francia.

El predio ferial de Messe Düsseldorf es imponente, y caminarla toda es agotador.

Como si le hubiésemos exportado lo peor de nuestra realidad, en Düsseldorf tanto el lunes como el martes (segundo y tercer día de la feria) hubo paro del transporte público (todos los portadores de la credencial de ingreso a la feria tienen durante esos días los medios liberados), por lo que la llegada a la feria fue un verdadero incordio.

La organización dispuso micros que salían frente a la Estación Central (dos cuadras de cola), los Uber no daban abasto, y los taxis menos. EL CFI puso un micro para llevar y traer a los expositores que estaban bajo su paraguas. Un dato simpático: con la aplicación de Uber se puede alquilar un monopatín eléctrico y bicicletas, y varios de los expositores utilizaron ese medio de transporte para llegar a la Feria.

Volviendo a la ProWein, obviamente que no se logran hacer negocios con la sola presencia, no es soplar y hacer botellas, sino que requiere un fuerte trabajo previo, de contactar a los posibles compradores, conectar distribuidores, representantes, encontrarse aquí con los clientes ya aceitados (y los que no lo están tanto), y ver también cuáles son las nuevas tendencias. Y para los compradores que alguien que les quiere vender vinos, encontrarlos aquí tiene un significado especial, porque la presencia vende, y si no, no existís.

No solo se cierran operaciones, sino que se tejen nuevos contactos, y se abren expectativas de abrir nuevos clientes y mercados.

El Pabellón donde estaba Argentina presentaba espacios más amplios, y la gran mayoría de bodegas estaban nucleados con WofA y el CFI (ProMendoza brillando por la inacción) y cada vez son más las bodegas de mayor tamaño que tienen sus grandes stands propios.

Lo que tiene ProWein es que no está abierta al público que va a tomar vino, sino que los que participan son profesionales del trade, compradores que no van a perder tiempo, sino que concurren a cerrar negocios y a probar nuevos vinos, y tratar de sumar nuevos productos a sus carteras.

Entre las bodegas con espacios propios podemos citar a Fecovita, Rutini, Grupo Peñaflor, Norton, Salentein, Bianchi, Catena Zapata, Luigi Bosca, Zuccardi, Susana Balbo, Domaine Bousquet, el Grupo Avinea (Argento, Otronia, Cruz de Piedra, Cuesta del Madero, Pacheco Pereda), Falasco, la salteña Colomé.

Pero, además dentro del espacio de WofA se crearon boxes más grandes, como si fueran stands propios en donde estaban por citar a algunos Belasco de Baquedano y El Enemigo.

Si tengo que hacer un paralelismo con la edición del 2018 en la que estuve, en esa percibí que había mayor número de asistentes. Según me explicaron, después de la pandemia decidieron abrir más pabellones y diseñaron el complejo de manerq que los pasillos tengan mayor amplitud, para evitar grandes aglomeraciones, e incluso dentro de los grandes conglomerados (como WofA y CFI) había en el interior también más lugar, es decir que las mesas no se chocaban, y todo por una cuestión de prevención.

Además se fueron abriendo sedes de esta feria en el lejano Oriente, como la de Singapur y Hong Kong, por lo tanto había menos presencia de compradores asiáticos, que generalmente son una tromba y son muy invasivos. También está funcionando una ProWein en San Pablo.

Un bodeguero me confió que la menor cantidad de orientales, especialmente chinos, se notó, pero también que se compensó con la posibilidad de generar mejores contactos con el mercado europeo.

Otro detalle a tener en cuenta, y que me sirve como parangón, es que en 2018 había 1700 expositores solo de Italia, y en esta edición las bodegas italianas (que ocuparon 3 pabellones) fueron 1300.

En ProWein no son muchos los enólogos de Argentina que participan porque están en plena cosecha, pero si en las organizaciones grandes están los propios dueños o CEOs, y empresarios como Gerardo Cartellone, que atiende de manera personal su pequeño espacio de A16, o Laura Catena en el concurrido stand de su bodega.

Para concretar negocios de exportación no basta con hablar por teléfono, enviar un mail, escribir un WhatsApp, o hacer una conferencia por Zoom: es fundamental la presencia, el verse face to face, hacer probar las novedades, y tener presencia, y estar en ProWein es fundamental, es prácticamente una condición sine-quanon. Y encontrarse fuera de la feria, por las calles céntricas, en sus restaurantes, cervecerías, bares de la que es considerada como la ciudad germana más cosmopolita, o en la estación del tren o en el aeropuerto, también marca la diferencia.

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