jueves 05 de diciembre de 2024 - Edición Nº5358
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Emprendedores | 25 mar 2024

La historia detrás del alfajor vegano mendocino que tiene 10.000 de ventas por año y abrirá una cafetería en la montaña

Datil Gusto, la fábrica fundada por Patricia, Marcela y Natalia Palermo, surge de una búsqueda personal profunda, con el objetivo de mejorar la calidad de vida a través de la alimentación consciente y la conexión con la naturaleza.


Emprendimientos familiares en Mendoza hay muchos y variados. Sin embargo, son pocos los que promueven la alimentación consciente y saludable, y entre ellos se destaca Datil Gusto. Fundado por Patricia, Marcela y Natalia Palermo, este proyecto surge de una búsqueda personal profunda, con el objetivo de mejorar la calidad de vida a través de la alimentación consciente y la conexión con la naturaleza. 

La fábrica de Datil Gusto funciona en Sumampa, un complejo de cabañas ubicado en la zona pedemontana de Cacheuta (Luján), frente al Rincón Suizo.

Las hermanas compartían una inquietud común: explorar y aplicar los principios de la alimentación consciente en sus propias vidas y en las de aquellos que las rodeaban. Como profesionales dedicadas al cuidado de la salud y el bienestar, encontraron en Datil Gusto una forma de materializar esta búsqueda personal y ofrecer al mundo un producto auténtico y saludable, como lo son los alfajores que elaboran.

La firma produce y vende al año aproximadamente 10.000 unidades, entre ferias, mayoristas y clientes particulares. 

Las raíces de este emprendimiento se entrelazan con las experiencias y conocimientos de las tres mujeres: Patricia, médica de familia, ha practicado la medicina desde la perspectiva de la salud, demostrando que ciertas enfermedades genéticas pueden abordarse mediante hábitos saludables. Natalia, licenciada en Gestión Ambiental, está convencida de que los hábitos saludables están en armonía con la Tierra.

“No solo influimos en el mercado y el desarrollo industrial con nuestras elecciones de consumo, sino también en la cantidad de residuos que generamos”. Este emprendimiento se enfoca en lo esencial, en el origen de todo, en el primer eslabón de la cadena.

Por último, Marcela, notaria pública, aporta su experiencia legal en diversas situaciones y también demuestra un talento excepcional en la cocina, con un paladar infalible. “Ella tiene la última palabra al cerrar una receta”, aseguraron sus hermanas.

El concepto de este emprendimiento trasciende el mero hecho de ofrecer un producto alimenticio. Se trata de un llamado a la reflexión sobre los hábitos diarios, las elecciones alimentarias y su impacto en la salud física, mental y emocional.

“Nuestro propósito es lograr que las personas adopten hábitos conscientes y adquieran la práctica de prestar atención a ellos, sin juzgar, imponer o dictar lo que está bien o mal. Simplemente, animarlos a prestar atención a esos hábitos y las consecuencias que generan tanto en su salud como en el entorno que los rodea”, señalaron las hermanas.

El lema del proyecto, "cocina altruista", encapsula la esencia de su filosofía empresarial. Detrás de cada producto hay un cuidadoso proceso de selección de ingredientes, libre de conservantes, aditivos, azúcares y saborizantes. Además, el enfoque sostenible del emprendimiento se refleja en la baja huella de carbono de sus productos, evitando ingredientes como la soja y los derivados animales.

"Sin querer, nuestro alfajor es vegano al no contener derivados de animales y apto para celíacos al estar elaborado con harinas nobles sin procesos de refinado y sin gluten. Resulta ser la síntesis de nuestra búsqueda", explicaron las fundadoras.

El proceso de elaboración de los productos de Datil Gusto es un testimonio de su compromiso con la calidad y la autenticidad. Desde la selección de materias primas hasta el empaquetado final, cada etapa es realizada con meticulosidad y atención al detalle. Las harinas nobles, como la de garbanzo, son cuidadosamente molidas para evitar la contaminación cruzada con gluten. La pasta de dátiles se elabora sin aditivos ni conservantes, reflejando la pureza y frescura de la naturaleza.

“Elegimos la figura del alfajor porque además de ser identitario de nuestro país, creemos que simboliza una clásica tentación de comer algo contundente y saciante, cuando el cuerpo necesita amansar la ansiedad por consumir harinas refinadas y azúcares, por ejemplo, entre otras sustancias que generan adicción en el mundo de los alimentos. Ahí, donde aparecen los célebres síntomas de abstinencia, se encuentra la opción de nuestro alfajor, capaz de hacerle frente a esos síntomas, sin dañar nuestro cuerpo ni el entorno”, explicó Natalia.

La respuesta del mercado a los productos de Datil Gusto ha sido sumamente positiva, con una creciente demanda de consumidores conscientes y preocupados por su bienestar. Actualmente, los mendocinos pueden adquirir estos deliciosos alfajores en cafeterías selectas y en ferias locales, como Jebbs, Green Market, Bocas Abiertas y la Fiesta del Chocolate.

Mirando hacia el futuro, las hermanas Palermo tienen grandes planes de crecimiento y expansión para Datil Gusto. “Tenemos muchos proyectos destinados a los mendocinos y al turismo nacional y extranjero. Pronto inauguraremos una cafetería junto a nuestra fábrica de alfajores al pie de la montaña, donde también funciona una empresa familiar destinada al turismo, un complejo de cabañas. Estamos haciendo una alianza entre Datil Gusto y Cabañas Sumampa para ofrecer estadías detox que consisten en una especie de ‘retiro’ para desintoxicar el cuerpo y la mente y para conectar con la vida desde un lugar de mayor consciencia”, finalizaron.

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